Fortalecer la identidad
- Salvador Carrillo
- 29 abr
- 2 Min. de lectura
Salvador Carrillo
@terapiacarrillo
La vida moderna nos lleva a identificar nuestra identidad con el éxito profesional. Aunque este es deseable, no define quiénes somos como personas. Se requiere mucha introspección para comprender esta diferencia.
Ser no es lo mismo que hacer o lograr. Una persona que ama la música no la ama más por ser un músico famoso o por trabajar como profesor de música. Aunque nadie reconozca su talento, no deja de ser músico, porque su esencia está en su amor por la música.
Lo que haces te define, pero las emociones deben ser escuchadas y es fundamental pensar por uno mismo. Estos dos elementos deben considerarse al decidir qué hacer. Escuchar las emociones no implica que determinen tu conducta, pero tampoco deben ignorarse. Pensar por uno mismo es crucial, aunque el pensamiento no lo es todo; también se necesita intuición. La acción no debe ser impulsiva ni compulsiva, sino coherente con las emociones y los pensamientos, a los que se llega mediante una introspección adecuada. La acción es la base para definir quiénes somos: cuanto más congruente sea con nuestra esencia, más sana y profunda será nuestra identidad; por el contrario, la incongruencia en el comportamiento distorsiona la identidad.
Basar la identidad en el éxito profesional es problemático, porque centra las acciones en los resultados en lugar de la congruencia. Una identidad sana requiere introspección, pero si uno está completamente absorbido por los logros, se descuida el pensar y el sentir, lo que pervierte la identidad. Basar la identidad en el éxito profesional enferma.
El ser humano es multidimensional, no unidimensional. La profesión es importante —para algunos más que para otros—, pero no debe ser lo único que defina a una persona. Tenemos dimensiones sociales, espirituales, sentimentales y muchas otras, tal vez innumerables. A través de la introspección, cada persona descubre sus principales dimensiones. El problema radica en la unidimensionalidad: no se trata de decir “yo soy esto”, sino “yo soy esto, esto y aquello”. Una identidad basada exclusivamente en el éxito profesional es frágil y puede romperse, generando problemas emocionales de diversa índole. En cambio, una visión multidimensional y sana prioriza el desarrollo personal, como adquirir conocimientos, cultivar vínculos con personas o mascotas, practicar un deporte, disfrutar de la lectura o contemplar la naturaleza, entre muchas otras posibilidades.
La sobreidentificación con el éxito laboral es una de las razones por las que muchas personas en el mundo moderno se sienten emocionalmente débiles y perciben que la vida carece de sentido. Es necesario volver al interior, a la introspección, para recuperar la congruencia y construir una identidad más plena.
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