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Análisis de poema de Rumi: Susurros de Amor






Susurros de amor

Poema por el místico sufí Rumi

Análisis interpretativo por Salvador Carrillo

El Amor susurra a mi oído:

“Es mejor ser presa que cazador.

Sé el Tonto mío.

¡Deja de ser el Sol y sé un grano de arena!

Reside junto a mi puerta como indigente.

no quieras ser vela, sé polilla,

para que pruebes el sabor de la Vida

y conozcas el poder secreto del servicio.”



El amor susurra al oído:


Evidentemente no está hablando del amor en particular. No se trata de tu amor por esta o aquella persona. Se refiera al amor como arquetipo y valor. Podemos ser conscientes de nuestra capacidad de amar en sí misma. Evidentemente, todo sentimiento está dirigido hacia algo, pero a la vez el sentimiento como pulsión está en nuestro interior siempre.


El susurro del amor no es literal. Los sentimientos no hablan de manera verbal. Pero, si somos conscientes de la pulsión del amor podemos intuir, desde ese lugar psicológico, ciertas respuestas.


Nos está invitado a desarrollar una intuición que parte desde una sensibilidad particular: ser conscientes de la energía amorosa en nuestro ser y desde allí ver qué mensajes recibimos.


Desde una visión religiosa en que Dios es amor, los mensajes que recibimos desde la conciencia del amor serían la voz de Dios. Más allá de la creencia, el hecho en sí es que el amor en su estado puro está en nuestro interior y puede “susurrarnos”.


El oído corresponde al espacio de la conciencia. Poder escuchar la voz del amor que nos susurra implica un trabajo de meditación, no de razón. En vez de concluir ideas a partir de conceptos, la persona se abre a reconocer las intuiciones que aparecen en el plano de su conciencia por medio de apagar el raciocinio y sentir enfocándose en el amor en su interior.


“Es mejor ser presa que cazador.

De aquí en adelante Rumi está transcribiendo aquello que le susurra el amor.

Señala que es mejor ser presa que cazador. El cazador es alguien que está persiguiendo algo, busca matarlo para volverlo un trofeo, para el consumo o el comercio. Es una vida de búsqueda. La presa es buscada, no busca; es alcanzada, no alcanza. En este caso probablemente no esté hablando de las relaciones humanas sino del crecimiento espiritual. La persona busca ser grande, persigue la grandeza. En cambio, debería más bien estar al servicio de aquello que considera grande y dejar que su ego muera en ello.

Es interesante que use esa drástica imagen del cazador y la presa porque implica un poder. El cazador tiene el poder de la escopeta y la táctica. Buscar activamente ser presa implica dejarse apresar. La presa huye porque no desea ser presa. La presa que desea ser tal no escapa de ser apresada. Se entrega a un poder superior. Implica la entrega de uno mismo. El cazador vive luchando por conseguir algo, la presa que busca ser presa se entrega a algo.

Sé el Tonto mío

El inteligente sería el que lo calcula todo. Usa su raciocinio para poder dominar la vida y los otros. El tonto, desde una perspectiva mística, es un santo (correspondería a la carta del Loco en el Tarot, primera carta del mazo y que señala el inicio del camino hacia la sabiduría). Su mente está en silencio, no está calculando ni planificando. Ello le permite escuchar. El astuto está pensando en sí mismo. El que está en permanente estado de apertura mística a escuchar los susurros del amor en sí en su interior ha dejado de lado su sagacidad Ahora vive una vida de entrega. Pertenece al amor mismo. No es que pertenezca al amor de una pareja o a una patria, sino al amor en sí.

¡Deja de ser el sol y sé un grano de arena!

Esta frase ejemplifica bien de lo que trata la trascendencia del Ego. Muchos piensan erróneamente que ir más allá del Ego es volverse un gurú frente al que postrarán los otros, alguien famoso, ser muy carismático o exitoso. La persona egocéntrica quiere que todo el universo gire a su alrededor, le alabe y cumpla sus caprichos.

El grano de arena está en el desierto o la playa. Millones de millones de granos, indistinguibles unos de otros, conforman el desierto o la playa. El Sol los ilumina a todos por igual. Ningún grano puede decir “yo soy superior, soy la luz del mundo”. Es el Sol quien ilumina.

Todos queremos ser el Sol. Pero identificarnos como el grano implica aceptar que hay cosas superiores a nosotros. Implica estar bajo el Sol, no ser el Sol. Pero no porque tengamos un problema de autoestima, sino por el contrario porque nos lleva a un nivel de existencia superior. Además nos recuerda que somos una persona más de millones, no somos los protagonistas de la humanidad.

Reside junto a mi puerta como indigente.

Rumi nos invita a la permanente contemplación del amor en nuestro interior. Desde un ángulo religioso también se puede leer como una permanente contemplación de Dios.

La palabra indigente no debe leerse de manera literal. No se trata de contemplar al amor en nosotros mismos para ganar dinero, sino virtudes.

Cada vez que contemplemos al amor en nuestro interior (no el amor que los otros nos dan o que tenemos por nuestros seres queridos, sino como potencialidad pura), nos sentiremos como un indigente que ha estado sentado al lado de una puerta, debido a que nos transforma en personas humildes que vive en estado de apertura a recibir con agradecimiento las virtudes que llegan como inspiración desde nuestro corazón.

Todas las personas somos indigentes espirituales. Somos seres imperfectos y frágiles. El amor susurra, no grita. Nos habla por medio de nuestra intuición, no por medio de grandes diálogos. Limosnas que valen mucho porque nos permiten tener poder sobrevivir y dejar de sentirnos desvalidos.

No quieras ser vela, sé polilla

En nuestra soberbia queremos ser la luz del mundo. Impresionar, triunfar, gobernar. En realidad, debemos aspirar a buscar al amor en nuestro interior y permitir que nos inspire. Esa luz del mundo es una sola, no se reduce a una sola persona; es del cosmos. El amor como potencial es único. En todos se expresa de manera diferente, pero es una solo. El amor es el amor es su esencia.

La polilla vuela alrededor de la vela porque esa es su naturaleza. De igual manera buscar escuchar al amor en nuestro interior es reconectar con nuestra naturaleza.

para que pruebes el sabor de la Vida

La persona que no ama vive una vida rancia. Aquí debemos entender el amor en su manera más amplia. Podemos amar a nuestra patria, familia, mascota, la belleza de la naturaleza, un oficio… El amor le da sabor a las cosas. Cuando estamos buscando ser siempre superiores la vida se vuelve rancia porque olvidamos que amar le da sentido a la vida.

y conozcas el poder secreto del servicio”

Todos queremos que nos amen y estén a nuestro servicio. El problema es cuando nos olvidamos de amar, de estar al servicio de algo. Podemos amar a los otros y buscar que sus vidas sean mejor. De igual manera podemos amar ciertas actividades y vivir al servicio de estas, como de un oficio, arte, la naturaleza… Estar al servicio de algo es un poder, nos da fuerzas. Debido a que requiere humildad, la persona orgullosa no se da cuenta de su grandeza.


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