Técnica para las enfermedades psicosomáticas: la hipnológica
- Salvador Carrillo
- 13 abr
- 3 Min. de lectura
Lic. Salvador Carrillo
Abril 2025
info@terapiacarrillo.com
Las enfermedades psicosomáticas son algo común. La psoriasis, las cefaleas inexplicables, la gastritis, los dolores repentinos… Además de la revisión y los tratamientos médicos —lo cual es fundamental—, es necesario atender también la parte anímica: el cuerpo quiere comunicarnos algo.
Las emociones están en el cuerpo. Son expresión del cuerpo. Por eso, estar peleados con las emociones es estar peleados con el cuerpo. En mi experiencia como psicólogo y psicoterapeuta, he encontrado que aquellas personas con mayores problemas emocionales son también quienes tienen más dificultad para identificar sus propias sensaciones; están disociadas. Mientras más se niega una emoción, con mayor intensidad esta buscará ser reconocida. Los síntomas psicosomáticos son la expresión extrema de una emoción que quiere ser escuchada y que ha sido negada.
Los padecimientos de origen psicosomático son un tema serio. Incluso pueden empezar como algo menor —un dolor de estómago o de cabeza— pero derivar en enfermedades complejas que ya no son solo psicosomáticas, sino consecuencia de un proceso inicialmente emocional. La fibromialgia, por ejemplo, puede ser una de esas consecuencias, entre otros cuadros más graves.
Por eso es tan importante aprender a escuchar el cuerpo. A mi consultorio —como a tantos otros espacios de atención psicológica— han llegado muchas personas con padecimientos psicosomáticos. Con las técnicas que he desarrollado, he logrado reducir significativamente estos síntomas y, en varios casos, lograr que desaparezcan por completo. No obstante, hay que reconocer que algunos cuadros tienen un origen mixto —médico y psicosomático—, por lo que su tratamiento requiere una intervención interdisciplinaria.
La metodología que utilizo es lo que he llamado hipnológica, que significa el diálogo con las imágenes mentales. Primero, invito a la persona a sentir, como en una práctica de mindfulness, el lugar en el cuerpo donde se manifiesta el padecimiento (dolor muscular, asma, irritación en la piel, etc.). Le pido que evalúe con qué intensidad siente esa sensación. Luego, le sugiero que le exprese aceptación, que le dé permiso para estar allí, y que puede permanecer el tiempo que necesite. A partir de allí, ofrezco más sugerencias en esa misma línea, que fomentan una relación más amable con la sensación. Esto relaja al consultante y lo educa en una forma distinta de relacionarse con su cuerpo.
Posteriormente, inducido el trance, lo invito a visualizar una imagen mental asociada a esa sensación, y a dialogar con esa imagen. Esta experiencia, que puede parecer mágica —aunque en realidad es hipnótica—, permite que emerja el contenido emocional oculto. Para algunas personas, el proceso resulta fácil; para otras, es más desafiante. En muchos casos, una sola sesión ha sido suficiente para aliviar el síntoma. Cuando el cuadro es más complejo, se requiere de varias reuniones.
Con respecto a la hipnológica, he tenido experiencias sorprendentes. Personas que estaban a punto de operarse un hombro por dolores intensos y que, tras una sola sesión, dejaron de sentir molestias. Personas que recuperan el movimiento de un brazo. Asmas que se alivian.
Las posibilidades de la hipnológica son enormes. Su teoría y su práctica siguen evolucionando, y mi exploración continúa. Me siento profundamente agradecido por los clientes que han podido ser ayudados con esta técnica. Espero que quienes padecen síntomas de este tipo se animen a experimentar la hipnológica, para encontrar alivio, conocerse más a fondo, superar traumas, y permitir que la vida, por fin, comience a avanzar. Una verdadera revolución para la salud y para el espíritu humano.
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