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Mark Rothko: Una reflexión sobre su obra



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La obra de Rothko no parece importante a simple vista. El ojo insensible lo catalogaría como piezas de decoración. Rectángulos de colores... simple y repetitivo. En mi opinión - como la de muchos -es todo lo contrario. Se trata de una obra profunda, intensa y espiritual.

Para la mente sobre-intelectual una obra realista y con símbolos - como la de Arturo Rivera por ejemplo - es mucho más interesante que una abstracta. La persona sumamente analítica requiere de formas, pues hecha la definición, hecho lo analizable.

A la obra  Rothko uno no se aproxima desde la racionalidad, sino desde la sensibilidad -como a toda de pintura abstracta-. Una pintura de Rothko abre posibilidades emocionales trascendentes si es que se busca acercarse a ella con la actitud correcta, la cual no puede ser del analista de símbolos. Su mística, como cualquier mística, no es producto de una conclusión, sino más es bien es una experiencia.

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Cuando se aprecia una obra como esta lo primero que se critica es su costo, su posición histórica o si merece el reconocimiento que obtuvo. Ese tipo de análisis no me interesan en lo personal. No digo que sean inadecuados, solo señalo que no despiertan mi interés. Yo quiero tomarle importancia a mi experiencia interior, a lo que siento, a lo que me despierta, al efecto que genera en mí. Creo que eso me permite vincularme con la obra de una manera  personal.

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De entre sus obras esta es una de las que prefiero. Fue realizada en 1960. Al detenerme a contemplarla de manera calmada encuentro que me hace sentir como si detrás de mis emociones hubiese otras aún más profundas, poco evidentes. Probablemente esto sea por la drástica diferencia  del blanco de abajo y los rojizo violetas superiores. Es como si los rojizos violetas superiores fuesen los matices de sentimientos muy íntimos pero que mi atención a estos oculta al blanco que pertenece a un plano mucho más profundo.

Creo que uno de los motivos por el cual esta pintura genera un efecto tan especial es por los matices de los colores. No se trata de colores planos, sino que tiene cierta ligera variación que da una tenue sensación de movimiento. Además,  creo que el hecho de que los bordes de los rectángulos sean difusos ayuda a dar la sensación de intemporalidad propio del mundo emocional.







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Imagen extraída de artspace.com

                                                         

Su obra podría parecer repetitiva, pero no lo es. Como podemos ver en este collage de varias de sus obras, la composición es similar. Varios rectángulos, un cuadrado y un rectángulo, dos cuadrados y un rectángulo, etc. Las composiciones juegan con ese geometrismo minimalista y por tener pocos colores.

La variabilidad se encuentra en lo que revela cada pintura. Expresa estados anímicos muy diferentes. Así como el místico encuentra a Dios detrás de la naturaleza, del enfermo o del silencio, Rothko revela el mundo interior detrás del plano normal de nuestra conciencia. Cada lienzo se diferencia realmente en la  sensibilidad que revela.



Por ejemplo, esta poderosa pintura realizada en 1957 es muy diferente a la que se mostró en el punto 03. La composición en algo recuerda a la anterior, son 3 rectángulos. Incluso el rectángulo del centro en este caso también es más grande que los otros. En esta ocasión hay como una linea divisoria entre cada uno de ellos. El rectángulo de abajo esta vez no es tan notorio, se confunde con el fondo. Nuevamente la persona sobre-analítica solo diría que es un juego de colores un poco chillones que serviría para darle energía a una sala de espera. En cambio, si salimos de la mente, conectamos con los sentidos y las emociones es evidente que la pintura es mucho más profunda

A mí me transmite una fuerte sensación de intensa impulsividad. La línea superior rojo oscuro, que une a los dos rojos anaranjados intensos - superior y del medio - me da una sensación que todo mi mundo emocional se ha visto dominando por dicha intensidad, sin poder  diferenciar nada en mí más allá de ello.  El rojo oscuro de abajo que se difumina con el color de fondo que enmarca al lienzo, me transmite una sensación de agresividad y tristeza, de alguien que siente que está desapareciendo. Es así que la intensidad superior sería la reacción ante la emoción de honda amargura. La interesante línea oscura que divide al rojo oscuro de abajo me da la impresión que fuese la conciencia oscurecida por la misma intensidad emocional que impide ver la verdadera base detrás de toda esa fuerza.

Este análisis que realizo busca poner en palabras aquello que me genera la obra. Evidentemente, las palabras se quedan cortas y probablemente tengan algo en común - pero no igual - con la experiencia fenoménica de otros que observen el mismo el lienzo. Lo que me importa aquí es demostrar como esta obra que se podría catalogar de minimalista es muy fluida cuando uno se zambulle en su experiencia.

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Creo que la obra de Rothko es sobre la trascendencia del ego. Yo opino que él las realizaba para entrar en contacto con sus sentimientos más profundos. La Hermana Wendy, monja crítica de arte, conocida en Inglaterra, indica sobre la obra de este pintor que es lo más cercano a la experiencia de Dios sin necesidad de un Dios.

Esto puede ser trasladado a la vida misma, como una especie de actitud en el cual el abrirse a la vida debería ser algo menos pensando y más sentido, porque así tal vez uno pueda tener acceso a sus misterios, que están ocultos por la limitación de nuestro pensamiento calculador y sobre analítico.


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