El ser está en el hacer
- Salvador Carrillo
- 26 may
- 2 Min. de lectura
por Salvador Carrillo
@terapiacarrillo
El ser está en el hacer. Si comprendemos este principio, habremos descifrado muchos de los misterios de la vida. Las personas pensamos, sentimos e intuimos, pero, al final, lo que nos define es lo que hacemos. De nada sirve sentir amor por algo si nos comportamos como si lo odiáramos. Muchos dicen desear ser músicos, pero jamás toman un instrumento. Si quieres que tu vida mejore, si anhelas cambios, todo ello requerirá acciones.
En las terapias psicológicas es común que muchas personas expresen no saber quiénes son, que carecen de una identidad propia. Al revisar sus biografías, a menudo se encuentra una tendencia a abandonar todo lo que inician. Al dejarlo todo, se quedan en la nada y se convierten en nada. "El ser está en el hacer" significa que la identidad se forja en aquello en lo que mantenemos constancia, en un hábito.
Dado que todo genera algún tipo de frustración, la persona que guía su vida por lo que siente tenderá a no perseverar en nada. Es decir, la persona que se rige por sus emociones no tendrá una identidad propia, así de claro y simple. Un día actuará de una manera y al día siguiente de otra. Amará y odiará según lo dicte el viento. La palabra compromiso le resultará ajena.
Las emociones deben ser escuchadas, comprendidas y tomadas en consideración, pero no deben ser el capitán de nuestra vida. Y es que, en muchas situaciones, las emociones son caprichosas, desproporcionadas e incluso contrarias a lo que en realidad está sucediendo. Una persona debe buscar mantenerse en una misma línea de acción si desea tener una identidad sólida, a la luz de su razón e intuición.
Además de la frustración, otro de los mayores motivos de abandono es pensar en términos de metas. Muchas veces buscamos la constancia con el fin de obtener un logro, sin saber de verdad de qué trata lo que nos hemos propuesto y cuáles son sus costos. Es más, los seres humanos tendemos a ponernos metas idealizadas, cosas imposibles sin tomar en consideración su verdadero peso e implicaciones.
Si se desea tener una identidad sólida, es necesario centrarse en el hacer, y el hacer requiere enfocarse en el proceso por encima de la meta. Día a día, hacemos lo que consideramos que debemos hacer en la medida que nos parece adecuado, y vamos observando qué sucede, evaluando en cada paso, en cada momento, si lo que hacemos es lo más apropiado y si está alineado con nuestra razón e intuición. De la acción constante surgen los frutos, de los frutos se forja la estructura, de la estructura se moldea el sentido de la vida.
Todo se va dando solo, como magia, si somos constantes en el hacer basándonos en la razón y la intuición, empatizando, pero no dejándonos guiar por la emoción. No se trata de sentirse bien todo el tiempo, se trata de hacer lo que es más adecuado para tu vida.
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